La responsabilidad con el entorno y la regulación, además del ahorro de costes que permite la reutilización de residuos y las inminentes ayudas del Fondo Europeo, animan a las pymes a adoptar este modelo de consumo sostenible. El sistema de producir, usar y tirar dominante desde la revolución industrial está dando paso a uno basado en la economía circular, en el que el desecho se convierte en materia prima.
El objetivo es que las empresas sigan creciendo pero de forma sostenible y tienen la oportunidad de sumarse a este modelo productivo por seis razones:
● Convicción: es el momento de que todos los agentes sociales actúen en pro de reducir el impacto del ser humano en el planeta.
● Reputación: tanto hacia la sociedad para demostrar que se está comprometido con la conservación del medio ambiente, a través de la responsabilidad social corporativa (RSC), como hacia los inversores que exigen rentabilidad pero también una mayor sostenibilidad.
● Rentabilidad: el ahorro derivado de la reducción y el reaprovechamiento de los residuos impacta de manera positiva en la cuenta de gastos.
● Exigencia: el aumento en el coste de los recursos naturales. El precio de las materias primas crece ante su escasez.
● Oportunidad económica: el Fondo Europeo destina una partida muy importante a la sostenibilidad y, precisamente, la economía circular se sitúa en el foco de estas ayudas.
● Obligación: las nuevas medidas regulatorias que impulsan la sostenibilidad empresarial y sancionan las prácticas que no sean respetuosas con el medio ambiente.
La economía circular influye en las compañías grandes, con más músculo, y también más escrutadas y exigidas por sus inversores y por la sociedad, lideran los cambios en este ámbito, pero ni son las únicas ni son suficientes. Las pequeñas y medianas empresas (pymes) deben desempeñar un papel importante en esta transformación, pues suponen el colectivo de organizaciones más numeroso.
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Fuente: medios de comunicación